El modelo sugiere un enfoque progresivo, estableciendo dos niveles de control a adoptar: básico y ampliado. El uso de estos niveles de control dependerá de la madurez del sistema regulatorio existente en el país. También sugiere que los países utilicen mecanismos de confianza (un proceso en el que una autoridad reguladora considera la evaluación realizada por otra autoridad en su proceso de toma de decisiones).
Traducción libre realizada por la Coalición